El palacio del Marqués de Revilla es el edificio clasicista más importante de la comarca. Fué mandado construir en el último cuarto del siglo XVI por Don Cristóbal de Barros y Peralta, mandatario influyente de la corte de Felipe II, de la que acerca hasta este pueblo el gusto por la arquitectura herreriana.
El palacio se construye empleando sólida sillería sobre planta casi cuadrada, en un espacio acotado por un gran muro perimetral que lo separa del resto del caserío. La fachada principal se orienta a la plaza.
La puerta se situa en el centro, flanqueada por pilastras acanaladas con capiteles de orden jónico que sujetan el dintel sobre el que se dispone el frontón triangular con pináculos de bolas en los extremos. Sobre la puerta, se abre una ventana que repite el mismo esquema, pero que añade otro pináculo en el centro del frontón. En la parte superior de la fachada se abre otra pequeña ventana cuadrada. En una de las esquinas se levanta un matacán poligonal que confiere, junto con el muro exterior, un aspecto un tanto defensivo al conjunto. El interior se dividía en tres plantas de las que la principal era la segunda.
A los lados de la puerta y ventanas principales se encuentran los escudos con las armas del linaje de don Cristóbal de Barros y Peralta, primer señor laico de Navares de las Cuevas.
La tradición se refiere también a este edificio como palacio de Doña Urraca, reina de Castilla y mujer del rey de Aragón Alfonso I el Batallador. Posiblemente la reina residió ocasionalmente en el pueblo.
Al menos desde mediados del siglo XVIII, el señorío de Navares y, por tanto, el palacio, pasó a ser propiedad de los marqueses de Revilla. El primero que se conoce como señor de Navares es don Toribio Ventura de la Cruz Gasca de la Vega, IV marqués de Revilla.
En1977 fué declarado Bien de Interés Cultural.
En 2016, con la supervisión del Servicio Territorial de Cultura y gracias a aportaciones particulares, del Ayuntamiento y de la Diputación se procedió a la demolición de los muros interiores y a la consolidación de uno de los muros exteriores.
La Iglesia de San Mamés es un templo de origen románico, construido a finales del siglo XI o en el siglo XII, que conserva el ábside de esta época. En el siglo XVIII se levantaron tres grandes naves, el coro y la espadaña. La sacristía es una capilla de estilo gótico postmedieval.
La entrada queda protegida por un pórtico peculiar que aporta su imagen a la plaza del pueblo. Es rectangular, con puertas de arco de medio punto en los extremos. La cubierta apoya en el lado largo en dos grandes columnas a cuyos lados corren muros a media altura rematados con poyal de piedra.
Una vez en el interior, cuenta con tres naves separadas por arquerías dobles apoyadas en grandes columnas. Las tres naves se cubren con bóvedas de lunetos, características de la arquitectura bárroca. En una columna hay una cartela pintada con la fecha 1762. Las naves laterales tienen en planta la mitad del ancho de la nave central. La nave sur tiene dos retablos, uno barroco con la imagen de San Sebastián y otro neoclásico, con la Virgen del Rosario. A sus pies se dispone la imagen de la Virgen de Hortezuela, procedente de su ermita a las afueras del pueblo, actualmente en ruinas. A los pies de esta nave sale la escalera de piedra de gran anchura que sube al coro. La nave norte alberga la pila bautismal a los pies y un retablo neoclásico con las imágenes de Cristo crucificado y el Niño de la Bola. Junto a este, hay un retablo de piedra con un Calvario compuesto por un Cristo barroco y las tallas de la Virgen y San Juan, de mayor antigüedad y fechables a finales del siglo XV o en el siglo XVI. Otro retablo neoclásico, gemelo del de la nave sur, aloja la imagen de la Inmaculada Concepción con San Blas y San Ramón Nonato a sus pies.
Un arco triunfal apuntado sobre ábacos y capiteles sin decoración apoyados en columnas da acceso a la cabecera, que se cubre con bóveda de medio cañón, en el tramo recto, y con bóveda de horno en el ábside. El único vano es una pequeña aspillera enmarcada con un arco románico de medio punto con ábacos y capiteles decorados. El retablo mayor es barroco, dorado y policromado, dividido en tres calles por columnas salomónicas. en las calles laterales se disponen tablas pintadas con escenas de la vida de San Mamés, los cuatro Evangelistas, Santa Cecilia y Santa Águeda, San Blas y San Antón, y los apóstoles. En la calle central se abre una hornacina con la imagen de San Mamés, titular del templo, sobre el sagrario. En el remate se sitúa la imagen de la Virgen de las Nieves.
Por una puerta abierta en el muro sur se entra en la sacristía, de estilo gótico postmedieval. Se cubre con una bóveda de crucería sustentada en muros y contrafuertes exteriores. Los ocho nervios convergen en una clave central decorada con una flor de doce pétalos. Se conserva aquí una imagen románica de la Virgen con el Niño que apareción debajo del altar del retablo mayor.
La ermita de la Virgen del Barrio es uno de los templos más antiguos de la comarca. En sus muros se puede observar un capitel visigodo reaprovechado. La planta consta de una sola nave rematada por cabecera cuadrangular y ha sido puesta en relación con la arquitectura prerrománica del siglo X.
Con los datos de las investigaciones realizadas hasta ahora, es difícil determinar si se trata de un templo prerrománico o románico primitivo. En todo caso, hay dos momentos constructivos distintos claramente reflejados en la cabecera, por un lado, y la portada y la torre, por otro.
En el lado sur, un sencillo pórtico con puerta de medio punto y un arco a cada lado. Tuvo otras dos ventanas en los laterales, hoy cegadas. El pórtico protege una portada monumental, más propia del románico de las ciudades que de su variante rural. Consta de seis arquivoltas decoradas con baquetones y medias cañas que crean un sorprendente efecto de profundidad. Todos apoyan en ábacos de medias cañas cuya yuxtaposición genera un zigzag. Los capiteles se decoran con motivos vegetales de aspecto arcaizante.
La nave es estrecha y elevada y se cubre con cubierta de madera. El suelo es un buen enlosado de piedra. A los pies se levanta el coro de madera, de factura humilde. Debajo se abre un arco de medio punto por el que se accede a una capilla cubierta con bóveda de cañón apuntado con dos arcos ciegos de medio punto a cada lado. Es el interior del cuerpo inferior de la torre, construido en mampostería y sobre el que se alza un segundo cuerpo de sillería. Los vanos para las campanas se abren en el lado sur.
El arco triunfal doblado comunica la nave con el presbiterio. Apoya en ábacos lisos y capiteles decorados con motivos vegetales de aire primitivo. Sobre el arco aparecen restos de frescos en los que sobre una banda roja se dibujan unos animales fantásticos en torno a una cruz inscrita en un círculo sogueado. Por debajo y a los lados aparecen partes de dos figuras muy perdidas. Se aprecia un báculo con una serpiente enrollado que es atributo de San Hilario. La cabecera se cubre con bóveda de medio cañón que conserva restos de los frescos que la adornaban. Apoya en una imposta lisa bajo la que se disponen tres arcos ciegos a cada lado. Cada unión se apea en columnas con capiteles decorados con motivos vegetales muy geometrizados. En uno de los arcos hay un San Jerónimo trazado en línea como para ser pintado al fresco.
El retablo que preside la cabecera es dorado y policromado, de una sola calle. La hornacina aparece flanqueada por estípites y en su interior alberga la imagen románica de la Virgen del Barrio, sentada en el trono, con el Niño en su regazo y con una flor en la mano derecha.
El rollo jurisdiccional se alza en la plaza, frente a la iglesia de San Mamés y a la fachada principal del palacio del Marqués de Revilla. A su alrededor se impartía justicia en procesos públicos y se ejecutaban las penas.
El rollo de Navares es una sencilla columna poligonal que se levanta sobre una basa con perfil de gola en el centro de una tosca grada de piedra. Es posible que falte algún elemento de remate, pero por su aspecto ha de ser uno de los más antiguos de Segovia.
Según comenta Alfredo Martín Bartolomé en su meritorio libro sobre la historia del pueblo, la primera mención escrita del rollo aparece en la escritura de venta de la villa a don Cristóbal de Barros y Peralta y ya se encontraba en el emplazamiento actual. Los rollos jurisdiccionales eran columnas de piedra que comienzan a construirse a finales del siglo XIV o principios del XV. Son el símbolo de jurisdicción de un lugar, en este caso la villa de Navares de las Cuevas, o del señorío que se ejercía sobre él. La justicia se administraba junto al rollo, cuya verticalidad significaba seguridad, firmeza y poder. Además de en Navares y otros pueblos segovianos, existen rollos en Álava, Ávila, Badajoz, Burgos, Cáceras, Ciudad Real, Guadalajara, León, Madrid, Palencia, La Rioja, Salamanca, Santander, Soria, Toledo, Valladolid y Zamora.
A partir del siglo XV los rollos comienzan a usarse en Castilla también como picotas, de tal forma que este término acaba por imponerse en la tradición popular. Así, en el rollo de Covarrubias puede leerse: "Venid a mi, malvados, que yo os daré vuestro merecido". Se exhibía a los delincuentes que cometían delitos tales como aumentar el precio del trigo y otros alimentos básicos, vender carnes, pescado y vino en mal estado, por engañar con el peso, por falsificar moneda, por usar trucos en el juego o incluso por secuestrar niños para mendigar.
Las primeras noticias escritas del uso institucional de las picotas es del reinado de Alfonso X el Sabio, a finales del siglo XIII. El reo era sujetado por brazos y cuello y el pregonero anunciaba su exposición en días de mercado, cuando más concurrido se hallaba el lugar.
La Cruz de Piedra se situa a las afueras del pueblo, a unos 300 mts. de la Plaza Mayor, en dirección a Castroserracín. Ha sido declarada como elemento de interés cultural.